Entre largos momentos de silencio, rotos por un comentario, una sonrisa, y muchas veces sonoras carcajadas desencadenadas por un acontecimiento curioso o por un recuerdo chusco de un pasado común y sin que faltasen los momentos de tensión provocados por la presión de la proximidad de la fecha de exposición, o por presiones externas provenientes del entorno, fueron transcurriendo los días.
Los lienzos en blanco fueron adquiriendo formas rectangulares y cuadradas, grandes y pequeñas, recibieron la impronta de la plancha de grabado, trabajo facilitado por la cooperación mutua, tanto en la ejecución como en la toma de decisiones.
Con los bordados a mano y a máquina terminamos de dar forma definitiva a cada una de las obras, que con mirada crítica analizamos tomando nota de aquello que puede ser mejorado, las cuales son compartidas en este espacio.
Satisfechas con los resultados obtenidos, seguiremos trabajando cada una en su entorno, con la firme resolución de repetir la experiencia.
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